Capítulo 499
Capítulo 499
Después del almuerzo, todos regresaron a sus labores, y Sofia finalizó el diseño de un vestido para Rebeca, lo empacó cuidadosamente en una caja de regalo preparándose para llevárselo más tarde. Estaba organizando su oficina, alistando algunos bocetos a medio hacer para llevarlos a casa, con la intención de completarlos en la Capital cuando tuviera tiempo.
Camila estaba ayudando a Sofía a ordenar su oficina, y comentó, “Hermana Sofi, cuando termines estos diseños, habremos completado nuestras tareas del año.”
“Tendré que esforzarme entonces,” respondió Sofia con una sonrisa mientras colocaba los bocetos organizados en una carpeta.
“No hay prisa, tómatelo con calma. Seguro que estarás muy ocupada en la Capital, dijo Camila entre risas. “Sofi, ¿quién más está en tu familia? ¿Estás nerviosa por este viaje?”
“Según mis padres, mis abuelos están bien, y también tengo algunos tios y tias, pero no pregunté con detalle. Ahora mismo no estoy nada nerviosa, incluso estoy algo emocionada. No sé si me pondré nerviosa cuando llegue a la Capital.”
Continuaron charlando mientras organizaban, y una vez que Sofia terminó de empacar los bocetos, se preparó para irse, “Camila, me voy a casa. Leo y Noe se encargaron de empacar sus maletas, no sé cómo les habrá quedado. Voy at revisar y organizar un poco más. Si algún cliente tiene prisa, llámame y estaré disponible para cooperar.”
“Vaya tranquila, Sofi. Relájate y disfruta. La paciencia es la clave con los pedidos personalizados; todos nuestros clientes pueden esperar,” la consoló Camila, animándola a no preocuparse por entregar los trabajos.
Sofía, con su bolso en una mano y el vestido de Rebeca en la otra, se detuvo en la puerta de la oficina y sonrió, “Tienes razón! Me voy.”
“Te acompaño abajo, ¿viniste en coche?” preguntó Camila siguiendola.
“No, sabes que no me gusta manejar. Vine en taxi esta mañana,” contestó Sofia mientras saludaba a sus compañeros de trabajo y entraba al ascensor con Camila.
“Sofi, déjame llevarte. Ahora mismo puede ser dificil encontrar un taxi,” propuso Camila, pensando que no tenía mucho que hacer esa tarde.
“No te preocupes, esperaré un poco más si es necesario. Sería un lío ir y venir, y además, no está cerca,” Sofía sacó su teléfono para pedir un taxi. Justo cuando llegaron a la planta baja y salieron, Camila notó un coche familiar aparcado cerca y dijo entre risas, “Mira, tu chofer privado ha llegado. Ya no necesitas taxi.”
Sofía, confundida, siguió la mirada de Camila y vio el coche de Rafael estacionado a un lado, justo cuando él también las notó, bajó del coche y camino hacia ellas.
Camila, ahora más familiarizada con Rafael, lo saludó con confianza, “Hola, Sr. Amorós.” Nunca habia imaginado que llegaría a conocer a una figura legendaria de San Bernat, y aún recordaba el shock de descubrir que el padre de Leo y Noe era el Sr. Amorós, conocido por su actitud fría e indiferente hacia todos.
Rafael asintió a Camila y luego, con una mirada tiema, se dirigió a Sofia, tomando la caja de regalo y su bolso, “Ya terminaste todo?”
“¿Cómo viniste?” preguntó Sofia, sorprendida y encantada a la vez. Cuando se despertó esa mañana, Rafael también estaba despierto. Solo le había mencionado que iria al estudio a recoger el vestido y a organizar algunas cosas, pensando en regresar después del almuerzo. Nunca imaginó que él vendria por ella. Text © by N0ve/lDrama.Org.
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