¿Tuvimos un hijo

Capítulo 65



Capítulo 65

Capítulo 65

La joven tomó unas fotos más y se las mandó todas a Helen junto con un mensaje que decía:

ni Señorita Sarabia, me imagino que querrá cuidar de cerca a su hombre porque esta mujer aqui está tra tando de seducirlo!».

Helen estaba descansando en el cuarto del hospital y viendo unos videos en su teléfono cuando recibió un nuevo mensaje. Al ver las imágenes de Anastasia y Elías, sus ojos se abrieron de par en par, incrédul a, además de que comenzaba a crecer una furia interna en su pecho. ConTEent bel0ngs to Nôv(e)lD/rama(.)Org .

«Anastasia se llevó a Elias a una cita junto a su hijo!».

Aún enojada, se preguntó si el plan de Anastasia era que Elias se convirtiera en el nuevo padre de su hijo. Una madre soltera como ella tenía pocos prospectos para conseguir esposo y era muy probable que ella estuviese usando el sacrifici o de Amalia de todos esos años atrás para forzar a Elías a casarse, disfrazándolo como si fuese el pago de esa acción desinteresada.

«Y no solo eso, itambién está intentando que Elías acepte a su hijo!».

Helen pensó que ya había descubierto todo el plan de Anastasia y estaba decidida a no dejarla triunfar c on él. Parecia que ya era hora para que Helen se acercase a la familia de Elias e informarles que ella le había dado su castidad a Elías para sacarlo de un aprieto.

Mientras tanto, en el restaurante, Elías era la viva imagen de la elegancia al beber su vino rojo. Las som bras y luces del sitio acentuaban sus rasgos delicados y definidos. Miró a Alejandro al otro lado de la me sa. En ese momento, sentia que había conocido a ese niño en situaciones muy específicas, lo que de fo rma inevitable le había llevado a generar un afecto especial por el pequeño.

Alejandro se sentía del mismo modo. Se había encontrado con Elías pocas veces, pero ya confiaba en é l y lo veía como un lugar seguro. Para él, Elias era un hombre en quien podía confiar. Era extraordinario que un niño como Alejandro, quien no tenía hermanos, confiara en alguien con quien no vivía.

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–Gracias por invitarnos –expresó Anastasia después de la cena y una vez Elías los dejase en su departamento. Después de eso, tomó a Alejandro de la mano y comenzó a guiarlo a la casa.

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– Mami, como el señor Palomares nos invitó a cenar, ¿no deberíamos, al menos, ofrecerle té en nuestra casa? – preguntó Alejandro de repente.

Anastasia se congeló ante eso. No tenía ninguna intención en pedirle que subiera con ellos a tomar té; sin embargo, como Alej andro ya lo había mencionado, parecería grosera si no le extendía la invitación a Elias.

–Le gustaría pasar por una tacita de té? – preguntó mientras se giraba hacia él.

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Ella asumió que los rechazaría, debido a que tenia un horario ocupado y eso, por lo que actuo por pura cortesia y para que su hijo no le reprochara por ser una mala anfitriona; sin embargo, lo que

nunca se esperó era que Elías apagase su carro y saliera de este. Vio como su silueta alta y recta se ac ercó a la entrada del edificio, a lo que Anastasia comenzó a sentirse presionada.

No le debi preguntar!» pensó enojada y arrepentida de su decisión.

–Supongo que puedo acompañarlos con una taza de té.

–iSeñor Palomares, puede venir a mi casa hasta por un vaso de agua si quiere! – ofreció Alejandro, saltando de la alegría.

Y fue así como Anastasia terminó por llevar a un hombre a su casa. Buscó por toda la cocina por alguna taza adicional, pero al no encontrar ninguna, tuvo que conformarse con utilizar la tacita para agua de Al ejandro, la cual tenia dibujos y caricaturas en ella. Cuando se la entregó a Elias, le dijo:

–Espero que no le importe usar la tacita de mi hijo.

A él no le incomodó en lo absoluto y bebió de ella. Mientras tanto, el pequeño se encontraba jugando con reemplazada por una cálida y compasiva.

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a ser ree

Afuera parecía que llovería pronto. Anastasia estaba metiendo la ropa lavada del balcón; sin embargo, m ropa interior femenina. Él se levantó del sillón y recogió la ropa para seguir a Anastasia y decirle:

–Oye, se te cayó esto.

Ella se dio la vuelta y sus bonitos ojos se abrieron un poco cuando notó la ropa interior en su mano. Se a

– Mami! – Su grito se escuchó desde la sala.

Elías fue de inmediato hacia el sillón, en donde encontró al niño luciendo aterrado por completo. Lo tomó

Otro fuerte trueno se escuchó del cielo y, en esa ocasión, fue seguido por una fuerte lluvia. El cielo se tor trueno que le siguió fue escandaloso y fuerte, lo que causó que ella se cubriera sus oídos. Se encogió y p

En ese momento, Alejandro apretó su agarre sobre Elías, luciendo igual que su madre. Con el corazón hu


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