Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

Capítulo 66



Capítulo 66

Marcela se quedo paralizada al principio, pero luego la sorpresa dio paso a la rabia, la indignacion y finalmente a una furia que la hizo temblar de pies a cabeza. Agarré la almohada de la cama y la lanz6 con todas sus fuerzas hacia ella.

—jSinvergtienza, descarada, basura, puta! ; Qué has estado haciendo a mis espaldas, eh? jAsi es como te degradas, como vas a casarte ahora, siendo esta porqueria que eres!

La sonrisa fria de Evrie estaba cargada de sarcasmo y venganza.

—Tienes razon, nadie querria llevarse un desastre como yo a su casa, gentiendes? —Ahora mismo, ni por quinientos mil me valorarian, ya veras qué hacer.

Marcela se sento en la cama del hospital, cerré los ojos para calmarse, pero seguia furiosa.

No podia creer que Evrie se atreviera a llegar a tal extremo. En su pueblo, una mujer que ya habia tenido novio perdia su valor, jmucho menos una tan malgastada como ella!

jDe ahora en adelante solo le quedaban emparejarla con los chuecos y los divorciados! jQué desperdicio de buenas cartas!

Marcela sentia cémo la sangre le hervia de la ira. Recogid cualquier cosa que pudiera usar para lanzar y se la arrojé a Evrie con todas sus fuerzas.

La insult6 con todas las palabrotas que se le ocurrieron.

Evrie permanecia inmévil, como una mufieca de trapo, mientras Marcela la golpeaba y maldecia, y los objetos caian sobre ella, causandole dolor y dejandola con moretones y la cabeza zumbando.

La espalda de Evrie seguia erguida, desafiante de arriba abajo. Marcela finalmente se canso de arrojar cosas y se detuvo cuando Oscar se lo pidio.

Oscar hablé en su oido con voz baja—Mama, ya no te enojes, de todos modos ella ya se ha arruinado, el matrimonio seguramente se ha echado a perder, esas marcas en su cuerpo son demasiado vergonzosas y seguramente no podra buscar pareja en un tiempo. Mejor nos llevamos el dinero y le dejamos su certificado de nacimiento.

Marcela respiraba con dificultad, llena de furia, y miré a Evrie con desprecio antes de hablar entre dientes. —Dale su certificado de nacimiento y que se largue de aqui.

Oscar, obedeciendo la orden, sacé una hoja del bolsillo interior de su ropa y la lanzé al aire.

La hoja flotaba hacia el suelo, mezclandose con un monton de billetes desordenados.

—Toma tus cosas y largate.

La voz de Oscar no podia ocultar cierto desprecio.

AEvrie ya no le importaban esas cosas. Se agacho para recoger la hoja de papel y la guard6 con cuidado en su bolso antes de salir del cuarto sin mirar atras.copy right hot novel pubRêAd lat𝙚St chapters at Novel(D)ra/ma.Org Only

Detras de ella, Marcela seguia pinchando su corazon con palabras venenosas.

—Evrie, mira lo bajo que has caido, y pensar que tu padre siempre te ha consentido y preferido, jle has hecho perder toda la dignidad!

Evrie se detuvo un momento, sintiendo un dolor agudo en su corazon. Lo Unico que lamentaba después de todo era haberle fallado a su padre.

Cerré los ojos con fuerza, tragando las lagrimas que amenazaban con salir, y salid del cuarto con pasos decididos.

Fuera de la habitacion, Evrie estaba hecha un desastre, completamente humillada.

Los golpes de Marcela siempre habian sido despiadados. Su frente y brazos estaban cortados, causandole un dolor punzante. Al tocarse, noté la sangre en sus manos.

No estaba en condiciones de ir a trabajar ni de animo para atender sus heridas. Justo cuando pensaba en volver a casa, se topo de frente con una figura esbelta y erguida.

Al levantar la vista, Evrie reconocié al hombre que llevaba una larga bata blanca, que le daba un aire atin mas distinguido y alto. Con un tapabocas que cubria la mayor parte de su rostro, solo dejaba ver sus ojos oscuros y profundos.

Incluso con solo esos ojos, lo reconocié de inmediato.

Farel la observo de arriba abajo con una calma que no revelaba emocion alguna, pero las palabras que pronuncié estaban tefiidas de un ligero tono burlén.

—Sefiorita Evrie, estas tan desalifiada, nada que ver con cuando estabas bajo mis ordenes.— —Ni vendiéndote unas cuantas veces terminarias asi, parece que la vida conmigo era mas facil.—

Evrie no dijo nada.


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