Capítulo 993
Capítulo 993
Al escuchar las palabras de Fernanda, todos se miraron entre sí, confundidos.
Fernanda dijo: “Yo también soy empresarial al igual que mi esposo, y también estal señorita que me acompaña. Aparte del sector de la estética médica, también queremos entrar en negocios que generen dinero rápido“.
“¿La señorita Fernanda quiere decir…?”
“He escuchado que últimamente los salones de videojuegos están muy de moda, y varios amigos míos, al invertir en ellos, han tenido ingresos de millones al mes. Estoy muy interesada, pero lamentablemente no he encontrado cómo entrar al negocio. Ya no hay acciones disponibles de los salones de videojuegos en el mercado, así que… quiero iniciar este negocio por mi cuenta“.
Fernanda miró dentro del contenedor y dijo: “Me acuerdo que estas máquinas vienen de la familia Lobo en San Cristóbal Alto. No quiero dar rodeos, si ustedes pueden conseguirme máquinas de videojuegos de San Cristóbal Alto, les aseguro que la recompensa que les daré será mucho mayor que lo que tengo aquí“.
Al escuchar sobre la familia Lobo de San Cristóbal Alto, a Mercedes se le cambió
el semblante.
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“¿No se suponía que íbamos a trabajar en estética médica?
¿Cómo terminamos hablando de máquinas de videojuegos?
¡Y encima mencionan a familia Lobo de San Cristóbal Alto!” pensó.
“Señorita Fernanda, puedo conseguir esas máquinas, pero el precio de estas…”
“No te preocupes, tengo el dinero. Solo consigan las máquinas, y yo me encargaré de la recompensa“.
Al escuchar esto, el líder asintió y dijo: “Tres días. En tres días llevaré las máquinas al puerto del este. Señorita Fernanda, solo tiene que encontrar a alguien que las
reciba“.
“Perfecto, muchas gracias“.
Fernanda sacó una tarjeta bancaria de su billetera y dijo: “Después de redactar el contrato, el dinero en esta tarjeta será mi depósito. Una vez verificado que las máquinas están den, pagaré el saldo restante y el costo del flete. ¿Alguno de ustedes tiene alguna objeción?”
Los presentes, motivados por el dinero, naturalmente no tuvieron ninguna objeción.
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Después de que la gerente y los encargados del transporte se marcharon, Mercedes habló con insatisfacción: “Fernanda, me engañaste de nuevo! ¿No habíamos quedado en que íbamos a trabajar en estética médica?”
“Con todas estas máquinas de estética, ¿acaso no es suficiente para que trabajes, señorita Mercedes?”
“Pero…”
“Espera un momento“.
Fernanda sacó su teléfono y marcó un número.
Tras dos tonos, la llamada fue contestada rápidamente.
“Habla rápido, dime rápido“.
Del otro lado de la línea, Oriol no parecía de buen humor.
Al escuchar la voz de Oriol, el semblante de Mercedes se ensombreció.
Fernanda hizo una voz aguda y dijo: “Señor Lobo, la señorita Mercedes necesita hablar contigo, por favor, ven al almacén número uno“.
“No tengo tiempo“.”
Oriol estaba a punto de colgar.
Inmediatamente, Fernanda dijo: “Las máquinas que San Cristóbal Alto envió por contrabando a Laguna Verde están en el almacén número uno, ¿todavía no tienes tiempo?”
Al escuchar esto, Oriol miró el número desconocido en su teléfono.
“¿Eres Fernanda?”
“¿Quién si no?”
Oriol se sintió frustrado: “¿No tienes nada mejor que hacer?”
Fernanda replicó: “¿Vienes o no?”
“Quédate ahí, ya voy“.
Dicho esto, Oriol colgó el teléfono.
Mercedes, molesta, pisoteó el suelo: “¿Qué significa eso de Oriol? ¿Cuándo
escucha que soy yo no tiene tiempo, pero si eres tú, sí lo tiene?”
guarda rencor. Espero que puedan.
prano te buscará problemas“.