Capítulo 1248
Capítulo 1248
Alver a la persona que estaba de pie afuera de la puerta, Fernanda no pudo evitar sorprenderse al ver que era Enrique.
Cuando Enrique vio a Fernanda abrir la puerta, frunció ligeramente el ceño y pregunto, “¿Cómo viniste?”
“Vine a visitar al Sr. Huerta.” Fernanda también frunció el ceño, replicando, *Vine a visitar al Sr. Huerta, ¿acaso es algo extraño?”
Enrique apretó los labios, preguntando, “¿Cómo está mi hermano… cómo está su situación?”
*No está bien, ha estado tosiendo mucho.”
Con resignación, Fernanda sacudió la cabeza y dijo, “No quiero molestarlos más, me voy.”
Con prisa, Fernanda salió por la puerta, y en ese momento, Liberto dijo, “Srta. Fernanda, parece que olvidó algo.”
“Oh, cierto, el informe de la Compañía Global Andina que Ana me trajo hoy, lo había olvidado.”
Dicho esto, Fernanda caminó hacia el escritorio y recogió sus cosas.
Pronto, Fernanda dejó la puerta atrás.
Solo entonces Enrique entró en la casa, asegurándose de cerrar la puerta
detrás de él.
Fernanda, viendo la puerta ya cerrada, se detuvo inconscientemente.
¿Por qué el Sr. Huerta había dicho que no le contara a Enrique sobre su enfermedad fingida?
“¡Eh!”
De repente, una voz sobresaltó a Fernanda, quien, al voltear, vio a Mercedes detrás de ella.
Con una expresión de confusión, Mercedes preguntó, “¿En qué estás tan pensativa?”
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Fernanda se calmó un poco antes de responder, Srta. Mercedes, ¿necesitas algo?*
“No, nada, solo que me aburro. Estos días casi no se les ve,” se quejó Mercedes *¿Ustedes no están en problemas? ¡Ya llamé a mi papá! Puedes estar tranquila, en tres dias, los problemas que tengan se resolverán.”
Femanda se quedó atónita, preguntando, “¿En serio?”
“¡Por supuesto que sí! ¡Mi papá no me mentiría! Me costó mucho convencerlo, pero finalmente accedió a ayudar.*
Con confianza, Mercedes golpeó su pecho levemente.
Fernanda preguntó, “¿Y cómo fue que el abuelo Parra accedió?”
“Mi papá dijo, claro, cariño, papá hará todo lo posible.”
Fernanda comentó, “¿Hay alguna posibilidad, solo digo, alguna posibilidad… de que el abuelo Parra solo esté tratando de complacerte?”
“¡Imposible! Mi papá siempre me consiente, él es el mejor, puede resolver cualquier cosa con solo una palabra, ¡no necesita engañarme!”
Con un aire de satisfacción propia, Mercedes declaró, “Solo espera tres días, verás. Sebastián, el nuevo presidente de el Grupo Lobo, ¡están acabados!”
“Srta. Mercedes, en realidad…”
“Fernanda, te ayudé con este gran favor, ¿no crees que deberías
acompañarme unos días? No conozco a ninguna de las damas de sociedad de Rico Verde, organiza algo, llévame a cenas o a eventos de moda y joyería.” Al mencionar ir a cenas, los ojos de Mercedes brillaban con emoción.
Había estado aburridísima durante sus días en Laguna Verde.
Antes de que Fernanda pudiera responder, Fabio, que había aparecido sin que se dieran cuenta, de repente dijo, “Ve, relájate un poco.”
Fernanda sacudió la cabeza, “Fabio, ¿por qué te unes a las locuras?”
En este momento crítico, con Marisol y Javier tan ocupados, ¿cómo podría
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ella tomarse un descanso?
“Ve a ver,” insistió Fabio, entregándole una invitación a Fernanda, “justo ahora,
el nuevo presidente de el Grupo Lobo, también ha salido a la luz.” Content provided by NôvelDrama.Org.