Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 522



Capítulo 522

Capítulo 522

El teléfono sonó en ese instante.

Violeta la sacó y echó un vistazo, en la pantalla aparecia “Rafael”, probablemente había terminado lo que estaba haciendo y vio su oportunidad para devolverle la llamada. Como ya habían aclarado las cosas y se habían vuelto confidentes, no tuvo reparos en contestar directamente, “¿Hola?”

Silvia, que estaba enlazada a su brazo, desvió la mirada intencionadamente hacia otro lado.

¿Estás afuera?” Rafael percibió el ruido de fondo.

“Si, le respondió Violeta.

Al oír eso, la voz de Rafael se tiño de una sonrisa, “¿Estas preparándome un regalo?”

Violeta, a propósito, no le respondió a la pregunta y cambió de tema, “¿A qué hora es tu vuelo mañana?”

“Sale a la una y media de la tarde, aterrizaré a las tres y media!” Rafael no olvidó recordarle insistentemente, “¡No te olvides de lo que prometiste, ven a buscarme y trae mi regalo!”

“Está bien, ya lo sé!”

Violeta le respondió entre risas, oyendo que Raúl llamaba a Rafael al otro lado, se apresuró a decir, “Rafael, anda y haz lo que tengas que hacer, hablamos en la noche.”

Después de colgar, Silvia, que había estado mirando hacia otro lado, finalmente pudo volver su rostro y le preguntó confundida, Violeta, ¿por qué no le dijiste a Rafael que estás embarazada?”

Violeta solo sonrió, sin decirle una palabra, y guardó el teléfono en su bolsillo.

“Ya entiendo, quieres darle una sorpresa, ¿verdad? Silvia adivinó rápidamente y luego su rostro se ensombreció un poco, Qué deprimente, acabo de decidir terminar una relación de siete años hace dos minutos, ¿podrías no mostrarme tan rápido tu amor tan descaradamente?”

Violeta le dijo directamente, Silvia, si quieres ser mi confidente, este tipo de situación seguro que se va a repetir en el futuro, te aconsejo que lo pienses bien!”

“Ya… lo he pensado. ¿Qué tanto puede ser? ¡Un poco de sufrimiento es más saludable!” Silvia resopló.

Al salir del hospital, un Mercedes negro se acercó justo a tiempo.

Violeta hizo señas, y luego le dijo, “El coche de casa ya llegó, puedo volver sola.”

“Pero no, tengo que asegurarme de llevarte a casa de forma segura y ver que entres para quedarme tranquila, insistió Silvia.

Entonces, sin esperar a que Pablo saliera del coche, ya había dado un paso veloz y abrió la puerta trasera del coche para Violeta, apretándose junto a ella en el asiento.

Violeta vio que Silvia estaba sola y le pidió a Pablo que después hiciera otro viaje.

Cuando llegaron a la villa, Violeta bajó del coche y en el vestibulo, al darse la vuelta, vio a Silvia sacando medio cuerpo del coche y saludándola con la mano. Violeta no pudo evitar sonreir ante su determinación de verla entrar en casa.

Esa noche, Violeta durmió bien y al día siguiente se despertó llena de energia.

Estaba de muy buen humor, esperando compartir la buena noticia con él, y pasó la mañana canturreando. Después de comer, llamó a su hijo Nono para que subiera y se cambiaran para salir, listos para ir al aeropuerto a recoger a Rafael que volvia de un viaje de negocios.

Violeta habla calculado bien el tiempo, pero aun asi tuvo que esperar unos veinte minutos debido a un retraso del vuelo. No mucho después de que se anunciara la información del vuelo por los altavoces, vio una figura alta en un traje negro salir entre la multitud.

En medio de la gente, destacaba,

Rafee! era ulto incluso para los estandares del norte, con una postura impecable, y em fácil de detectar a primera visto

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Violeta, temiendo que él no la viera, levantó la mano para llamar su atención.

De hecho, no hizo falta que ella siquiera haciéndole señas, pues Rafael, al salir, también la vio entre la multitud de

inmediato.

Sin esperar a Raúl, que venía detrás con el equipaje, se dirigió rápidamente hacia ella, “El vuelo se retrasó, ¿has tenido que esperar mucho?”

“No, no mucho, en total solo unos veinte minutos,” negó Violeta con la cabeza.

*Papa… Nono llamó con su vocecita tierna.

“Mmm,” Rafael le dedicó una mirada a su hijo.

Estaban en la salida del aeropuerto, con gente yendo y viniendo. Violeta, enlazada a su brazo, sugirió, “Vamos al coche y hablamos alli, Pablo está esperando en el estacionamiento.”

Cuando entraron en la ciudad, coincidieron con la hora pico y el tráfico era lento.

La familia estaba sentada en la parte trasera del coche, Violeta ladeaba la cabeza para observar la expresión de Rafael.

Desde que habían subido al auto, la cara de Rafael se había tornado más sombría. Después de esperar un buen rato sin ningún gesto de su parte, y sin la promesa de un regalo, simplemente lo había ido a buscar con su hijo, toda la expectativa de dias se había desvanecido, y su animo se había desplomado.

Cuando llegaron a casa, el sol ya se habia puesto. Raúl se habia bajado a mitad de camino y, una vez que el Mercedes se detuvo, entraron a la villa.

Después de cambiar sus zapatos por unas zapatillas, Violeta intercambió algunas palabras con Lucía, que habia salido a recibirlos, y luego, girándose hacia Rafael, le acarició el brazo diciendo, “¿No has comido mucho al mediodía, verdad? Debes estar hambriento. Sube y cámbiate de ropa, y luego bajamos a cenar Llamaremos a Pablo y Lucia para que se unan, vamos a celebrar tu cumpleaños con una buena fiesta. Ya preparé todo para la cena, solo faltan un par de guarniciones por cocinar, y también te horneé un pastel!”

Rafael apenas movió sus labios en una respuesta corta, “Mmm”, que salió por su nariz.

Violeta contuvo la risa al ver su cara de agravio y siguió a Lucía a la cocina.

Con Pablo y Lucia unidos a ellos, la mesa se veía especialmente llena. Había una gran variedad de platos que daban un aire acogedor al ambiente, y en el centro, un pastel de frutas recién horneado decorado con velas que parpadeaban suavemente.

Tras la cena de cumpleaños, la pareja regresó a su habitación.

Rafael había estado de viaje por negocios durante varios días y, además del cansancio, estaba agotado. Bajo la luz, se quitó la camisa frente a ella y dijo, “Voy a ducharme primero.”

“¡Claro!” Violeta asintió con docilidad.

Ella lo miró entrar al baño, su espalda musculosa en evidencia, solo en pantalones largos. La puerta se cerró y el sonido del agua corriendo llenó la habitación.

A menos que Rafael quisiera compartir un baño, lo cual era raro, él siempre se duchaba primero. No era por otra razón que cuando ella entrara después de él, el baño estaría caliente y listo.

Él era ese tipo de hombre, quizá no decía muchas palabras románticas, y a menudo era dominante, pero siempre

mostraba su amor con acciones.

Violeta se llenó de duizura, bajando la vista hacia su vientre plano, la sonrisa en sus ojos y en sus labios se hizo más intensa.

Unos diez minutos despues, Rafael salió del baño envuelto en una toalla, notando que ella lo miraba con ojos expectantes, siguiendo cada uno de sus movimientos sin intención alguna de levantarse para ducharse

Cuando él se le acercó, Violeta sonrió y le dijo, “¡Feliz cumpleaños, Rafael!”

Ella habia querido ser la primera en felicitarlo justo a la medianoche, pero desde que descubrió que estaba embarazada, no se atrevía a quedarse desplerta tan tarde. Por un lado, la somnolencia le ganaba, y por otro, temía que trasnochar pudiera ser perjudicial para el bebé.

“Ya me felicitaste durante la cena, le dijo Rafael sin detenerse en secarse el pelo.

Al ver su rostro aún molesto, Violeta no se sorprendió, se inclino hacia adelante, tomó su otra mano y la colocó sobre su vientre bajo la camisola, susurrando, “Toca aquí!”


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